El capitalismo de laissez-faire es una ideología política que aboga por una mínima intervención gubernamental en la economía. El término "laissez-faire" es francés y se traduce como "dejar hacer" o "dejar ir", lo que resume la creencia de la ideología en permitir que el mercado opere libremente sin interferencias. Esta ideología tiene sus raíces en la creencia de que las fuerzas naturales de la oferta y la demanda son los mejores determinantes del crecimiento económico y la prosperidad. Plantea que cuando se deja a los individuos a su suerte, actuarán en su propio interés, lo que generará competencia e innovación, lo que a su vez impulsa el crecimiento económico y el progreso social.
Los orígenes del capitalismo de laissez-faire se remontan a la era de la Ilustración en Europa, particularmente en las obras de Adam Smith, economista y filósofo escocés. La obra fundamental de Smith, "La riqueza de las naciones", publicada en 1776, sentó las bases del capitalismo de laissez-faire. Sostuvo que cuando los individuos son libres de perseguir sus propios intereses económicos, contribuyen involuntariamente al bienestar económico general de la sociedad. Este concepto, conocido como "mano invisible", es la piedra angular del capitalismo de laissez-faire.
A lo largo del siglo XIX, el capitalismo de laissez-faire se volvió cada vez más influyente, particularmente en Estados Unidos y el Reino Unido. Durante este período, hubo una reducción significativa de las barreras comerciales y las regulaciones gubernamentales, lo que condujo a un crecimiento económico y una industrialización sin precedentes. Sin embargo, la ideología también enfrentó críticas por conducir a disparidades económicas y explotación de los trabajadores, lo que eventualmente condujo al surgimiento de movimientos laborales y a la introducción de políticas de bienestar social.
En el siglo XX, el capitalismo de laissez-faire enfrentó importantes desafíos con la Gran Depresión y el posterior auge de la economía keynesiana, que abogaba por una mayor intervención gubernamental en la economía. Sin embargo, a finales del siglo XX hubo un resurgimiento de los principios del laissez-faire, a menudo denominados neoliberalismo, que una vez más abogaron por la desregulación, el libre comercio y la privatización.
En la época contemporánea, el capitalismo puro de laissez-faire es raro, ya que la mayoría de los países emplean un sistema económico mixto que combina principios de libre mercado con cierto grado de regulación gubernamental. Sin embargo, la ideología continúa influyendo en las políticas económicas y los debates en todo el mundo: sus defensores argumentan a favor de su eficiencia y los críticos señalan su potencial de desigualdad y explotación.
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